Los hemocultivos, según dice la teoría y tal como nos han explicado en el propio hospital, consisten en extraer sangre para cultivar. Se extraen cuatro botes en total, primero dos y media hora más tarde (y en otra vena diferente) los otros dos. Tras etiquetarlos se envían a laboratorio para detectar la posible presencia de microorganismos como bacterias u hongos en la sangre.
En la planta de digestivo se realizan hemocultivos cada dos por tres, y en la mayoría de las ocasiones se piden porque el paciente tiene fiebre o se ha salido de su pauta normal. Para los de prácticas esto es genial, porque no hay nada que nos guste más que pinchar; ya sea canalizar, analítica o hemocultivo. El caso es que pocas veces desde que llegué a planta se ha cumplido la teoría de las cosas, aquí se hace todo como se quiere, o más bien como se puede. Y es que si tienes que sacar 4 botes de hemocultivo a un paciente con Párkison, rígido, y al que parece que no le fluye la sangre por las venas, conseguir que sangre una es más que un reto, así que aprovechas y sacas los cuatro botes a la vez, y además, por supuesto, de la misma vena. Tampoco queremos poner al pobre hombre como un colador.
Hablando de esto, también se da mucho el caso del médico que viene y dice: "Necesito una analítica del paciente X, y de paso, ya que lo pinchan, le colocan una vía", ¡Pero si no tiene medicación pautada por vía!, "No importa, así ya le queda, que ya nos conocemos sus venas". Así que al pobre paciente, y por culpa de sus inocentes venas, le toca analítica y cánula, así, por si acaso...
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