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martes, 25 de octubre de 2016

A la tercera va la vencida

¡Por fin pinché mi primera analítica!

Tras una semana en la planta de oncología, este lunes por fin tuve mi primera toma de contacto con una vena, específicamente para hacer un análisis de sangre. 

Como cada día, tomé las constantes a los pacientes, con la sorpresa de que uno de ellos, un señor de unos 70 años, tenía un poco de fiebre. A este paciente le habían puesto la quimioterapia por la mañana y esta fiebre surgió como respuesta al tratamiento. A las 17:00, aproximadamente, el hombre empezó a tener frío y a temblar. Mi enfermera llamó a la médico (un encanto de mujer, todo hay que decirlo) que pidió que le sacásemos sangre para hacer un análisis y también para hemocultivos. 
Luisa (mi enfermera) me indicó todo lo que necesitaba coger y cómo se realizaba la punción. Coloqué cada cosa en la batea y fui a la habitación en la que se encontraba el paciente en cuestión. No me esperaba para nada que me dejase hacerlo a mi, ya que nunca lo había visto, y mi cara fue de sorpresa absoluta. El hombre muy amable estaba todo contento de que se lo hiciese yo "Si nena, pínchame tu, que así aprendes, alguen ten que ser o primeiro" me dijo. Las venas del señor no estaban muy 'sangrantes' que digamos y la muestra no era suficiente. Pinché en un segundo lugar y hasta en un tercero. En el tercer lugar de punción ya, por fin, salió toda la sangre necesaria para llenar los tres botecitos de la analítica (malva, azul y amarillo) y los cuatro de los hemocultivos. 

Costó trabajo pero al final lo conseguimos. La verdad, es que la actitud de los pacientes ayuda mucho para perder el miedo y coger confianza, si fuese otro igual me decía "nono, a mi que me pinche una enfermera de verdad" como les pasó a alguna de mis compañeras. 

Os dejo un dejo un vídeo para que veáis como se pincha una vena para hacer una analítica. 


Lo interesante pasa durante el descanso

Lo interesante siempre pasa cuando estamos de descanso. Es matemático. Podemos llevar 4 horas en planta aburriéndonos como ostras, que cuando suenan las ansiadas palabras: “Niñas podéis hacer el descanso” y  recoges tu mochilita con móvil y merienda, comenzarán los ajetreos y problemas en planta. Además, como está siendo un día suuuper aburrido, alargarás el descanso todo lo posible. Sucede eso de que una vez que bajas (y por fin, que ya empieza a anochecer) la enfermera te dice: “Qué pena que no estuvieses, tuvimos que canalizar una vía.”, “Vaya, si hubieses venido 5 minutos antes habrías puesto la sonda nasogástrica de la habitación x+2”, “Se acaban de llevar a uno de tus pacientes a UCI, ha empezado con convulsiones y tuvimos que intervenir muy rápido”. No pasa nada… piensas, otra vez será. Pero no, nunca vuelve a ser.

 Después están esos días que te los pasas enteritos en planta porque hay muchas cosas que hacer (repartir medicación, cambiar sueros, poner transfusiones, hacer ingresos o, como no, tomar tensiones de toda la planta) pero realmente no pasa nada interesante. Suena egoísta decir “quiero que pase algo en planta”, porque todo lo que pueda suceder es malo, pero tenemos ansias de aprender y ver cosas nuevas, no hay por qué sentirse culpable...  

Día productivo

Hoy he puesto mi segunda vía. Ha sido a un señor de 70 años, pero con unas venas perfectas. se la puse al primer intento y el no se quejó, así me sentí super orgullosa.
También me dejaron hacer dos curas. La primera fue a una señora que tiene unas úlceras varicosas en las piernas. Le limpiamos con suero y betadine la herida y le colocamos pomada. Después, le tapamos las piernas con vendas.
La segunda fue a un hombre al que operaron en agosto de una hernia y se le infectó la herida. Tiene la incisión abierta, por lo que el agua oxigenada no le resulta nada agradable. Ésta se le inyecta con una jeringa de 50 ml. Seguidamente se le colocan gasas empapadas con betadine y se tapa con mas gasas y apósitos.
Estas curas he estado toda la semana viendo cómo se hacían, y hoy ha sido la primera vez que me han dejado hacerlas. L e debo el honor a Sara, una de mis enfermeras favoritas. Espero poder seguir haciendo cada vez más cosas y con más autonomía.

La U de CHUS es de UNIVERSITARIO

Qué gran verdad, todo el mundo se queja siempre de la falta de motivación de algunos profesores... Este problema no está sólo presente en los colegios e institutos; sino que puedo asegurar que en la universidad también los hay.
No escribo para quejarme de ningún profesor en particular, sino para hablar de la enseñanza que nos ofrecen o quieren intentar ofrecer en las prácticas en el hospital.
Por ahora he acompañado a 5 enfermeras: Luisa, Eva, Lucía, Laura y Lupe. Todas menos una de ellas, fueron un cielo conmigo, me enseñaron un mogollón de cosas en muy poco tiempo, y me gustaron mucho como enfermeras, en el sentido de que me pareció que trataban muy bien a todos los pacientes. Todas, menos una que no voy a nombrar, llamémosla Florence, que sinceramente, no me aportó nada, me pasé el día corriendo detrás de ella, no me enseñó nada y no me dejó hacer nada.
Lo que más me molestó fue que: hay una paciente que no tiene analgesia hasta las 18:00 y a las 16:00 suele pedir un calmante. Siempre se le ha administrado media ampolla de morfina en 100ml de suero fisiológico. Pues bien, Florence me mandó prepararlo y así hice.
Imagínense mi cara cuando a los 15 minutos me di cuenta que la pequeña Florence había tirado en partes mi trabajo a la basura.
Entiendo que siendo enfermera, que no a todas les guste tener a una estudiante detrás correteando durante 6 horas y media, pero hay maneras y maneras de hacer las cosas.
Por eso digo, que no todo el mundo está hecho para la docencia, sobretodo si trabaja en un hospital universitario.
NOTA: para confirmar que no ha sido sólo cosa mía, al día siguiente la paciente de la morfina expresó su propia opinión acerca de Florence, y no fue buena, precisamente.