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martes, 15 de noviembre de 2016

Historia de "amor"

Cuando pensaba que ya no me podían pasar más cosas en la planta, a tres días de acabar van y ¡se me declaran! Yo no daba crédito.

El chaval, no muy agraciado el pobre, todo hay que decirlo, debe ser hijo (por la edad) de una de mis pacientes con metástasis cerebrales. Yo lo conozco porque llevo a su madre desde hace un par de semanas y él suele estar allí, sobretodo a la hora de la merienda. Hoy le fui a tomar los controles habituales a la señora, a la que voy a llamar María aunque ese no sea su nombre de verdad. Pues mientras yo le miraba la temperatura a María, el chico salió de la habitación (ni que le fuese a colocar una sonda rectal o algo por el estilo). Acabé, salí de la habitación y oí un 'ps', miré y era él. ¿Quería algo?-Le pregunté. "Si mira, lo primero ¿cómo te llamas?"-(he de decir que llevo mi nombre puesto en la acreditación en un tamaño que hasta un ciego lo podría leer). Le dije mi nombre, pensando que lo que querría, y por otro lado lo más lógico, sería preguntarme algo sobre la paciente, porque además mañana va a ser intervenida quirúrgicamente. "Alba, ¿no te apetecería algún día tomar un café conmigo?" No sabía dónde meterme, pero consiguí decir un "No", claro y conciso, con la mejor de las sonrisas, eso sí, que las formas no hay que perderlas nunca, ni siquiera en estos casos.
Mi cara cuando me hizo la pregunta



Corrí a contárselo a mis compañeras de prácticas al control y allá fueron las dos a ver al chico, que les faltó meterle un dedo en un ojo para certificar que era él y no otro. ¡Qué vergüenza! Menos mal que a esa señora la operan mañana y pasa a la planta de neurocirugía, así que con suerte no me vuelvo a cruzar con su hijo.
                                   

¿Por qué se muere más gente los fines de semana?

Estos días me he parado a pensar que en estas cinco semanas que llevo de prácticas nunca he visto a nadie morirse, pero sí he visto a gente terminal que decidía irse a casa o bien enviaban a paliativos. También he llegado algún lunes y me han dicho: "Se han muerto este, este y este". Y con este hecho me han surgido dos dudas:
1. ¿Dónde se muere más gente: en casa o en el hospital?
2. ¿Se muere más gente los fines de semana?
Y como persona curiosa he decidido investigarlo:
En cuanto al punto número uno no he obtenido grandes respuestas, ya que tampoco es lo mismo trabajar en la planta de digestivo, donde lo común es que no fallezca ningún paciente, que en la planta de paliativos, en la que están ingresados para morir. 
Pasando por lo tanto al segundo punto me he encontrado con una respuesta muy curiosa, y efectivamente, está comprobado que durante los fines de semana se muere más gente, y hay unos determinados motivos. Dejo el link de una noticia del ABC en la que precisamente abordan este tema: http://www.abc.es/sociedad/20150608/abci-muertes-aumento-fines-semana-201506051716.html . En dicha noticia se dice que la atención en fines de semana es menor que en días laborales, y que además, los pacientes con problemas más graves (según estadística) llegan los fines de semana, justamente cuando los hospitales están peor equipados para atenderlos. Estos pacientes que ingresan sábados o domingos tienen una media de mortalidad un 10% mayor que aquellos que lo hacen por semana. Todo esto se debe principalmente a la falta de personal estos dos días, ya que habitualmente tan solo está el médico de guardia, y no se dispone por ejemplo de un cardiólogo, un neumólogo, etc...
Como propia conclusión he llegado a la misma a la que llegarían la mayoría de las personas que leyeron esta noticia: ¿De verdad está permitido que en un hospital se reduzca la calidad de atención y asistencia en fines de semana? Tratamos con personas, y no con informes que puedan esperar al lunes para ser cubiertos. 

pacientes con poca paciencia


Hoy he ido a cogerle una vía a un señor que acababa de ingresar. El señor fue muy amable conmigo, a pesar de que le rompí la vena, me animó mucho, me dijo que no pasaba nada que así era como se aprendía, que probara otra vez si quería, que no me pusiese nerviosa, él no se iba a quejar. Aunque no era plan de dejarlo como un colador, así que llamé a la enfermera para que le cogiese la vía ella.
Mientras me iba pensando como hacer una entrada sobre este señor tan amable y como todos los pacientes deberían ser así, me encontré con la cara opuesta.
Entré en una habitación donde una chica le estaba explicando a una paciente, supongo que su familiar, que le había pinchado un estudiante. A un volumen en el que se le escuchaba perfectamente, y conmigo en la habitación ( un detalle por su parte) explicó como " la aprendiz" ( así la llamó ella) le dio un montón de palmetazos, le había intentado recanalizar la vena y como le había dejado moretones. Terminó el relato con un contundente " le dije que contratasen un maniquí, pero a mi que no me toquen"
Por favor, que alguien le explique a esta iluminada que lo de los maniquís ya se hace y que en algún momento de nuestra vida será la primera vez que pinchemos. Ah, y que no suelte esas cosas en un hospital UNIVERSITARIO. La propia paciente, mirándome abochornada, le dijo a la susodicha que era una maleducada y que era de muy mal gusto lo que había dicho. Yo hubiese usado otros adjetivos.
 El siguiente GYF representa como me sentía escuchándola:

Habitaciones VIP

Un poquito de pofavóh

En la planta de trauma estamos haciendo las prácticas tres estudiantes de 2º de enfermería. Hay 18 habitaciones y tres enfermeras por turno, así que las habitaciones se dividen en: primeras (1-7), medias (8-13) y últimas (14-18). Yo siempre me he encargado de las primeras, que son habitaciones dobles todas. En varias ocasiones escuché comentarios y bromas sobre las "habitaciones vip" y un día me dio por preguntarle a una enfermera con la que tenía la suficiente confianza.
Lo son, definitivamente. A partir de la 9 todas las habitaciones son triples, y además, en comparación, mucho más pequeñas. En mis habitaciones hay más espacio, en muchas ocasiones el paciente está sólo en la habitación, tienen un gran ventanal, por lo que pueden ventilar la habitación de maravilla, y demás comodidades con las que los demás no cuentan.
Pero aquí viene lo gordo. Son habitaciones vip, sí, pero sobretodo, habitaciones de enchufados. El primer día de prácticas, al entrar en mi primera habitación con mi enfermera Luisa, ya habría otras dos allí. Supuse que algo grave le pasaba a la paciente, pero no, eran sus hijas!
En otra habitación tuve a una señora cuya hija era algo... avinagrada... Pues bien... era la de recursos humanos del hospital.
Tuve también novios de enfermeras, un hermano de una enfermera, una madre de una doctora, más madres de enfermeras, un padre, y recientemente me enteré de que mi paciente favorita es amiga desde chiquilla de una enfermera de trauma que suele trabajar en el turno de mañana. Hasta le traen comidas "vip" y todo!

A parte del cochino nepotismo que se deja entrever en ciertos trámites de asignación de habitaciones y camas (las mejores son las de al lado de la ventana), lo peor son los acompañantes no tan encantadores que están junto a estos pacientes vip. Si tu madre ya está bien, la operación y el postoperatorio han ido bien y tan sólo está con calmantes y en observación, porque no te la llevas a casa?

Me refiero, tiene todo el derecho del mundo a recibir atención sanitaria pero si eres enfermera de, por ejemplo, pongamos, obstetricia, por qué atiendes tú a tu madre en vez de dejar que la atiendan? Porque entrar en una habitación y que te saquen el material de las manos (literalmente, no se cortan un pelo) para hacerlo todo ellos no tiene mucho sentido.
El colmo fue hoy, cuando una paciente estaba taquicárdica y la hija de su compañera de habitación se puso a tomarle la tensión y hacerle una pulsioximetría. La taquicardia me dio a mi cuando presencié la escena.
Lo peor es, que aún encima, muchas veces cuestionan lo que haces.
¿Pero que le estás poniendo a mi madre tú?- Me replicó una de las eminencias. Pues mire señora, unos doctores maravillosos como usted le han pautado x antibiótico, y si ellos lo consideran, se lo tendré que poner; ahora si usted no quiere, va y lo discute con ellos o bien no se lo pongo y se hace usted cargo de las consecuencias.
He llegado a ver a enfermeras acompañantes, que no trabajan en esta planta, entrar en el control como Pedro por su casa y coger calmantes, agujas, sueros, esparadrapo y hacerles de todo a sus hermanos/novios/madres/padres/amigos. Pero vamos a ver, qué es esto! Atiéndanlos ustedes en sus casas si consideran que en el hospital nadie sabe hacer nada!
Buenas e indignadas noches.
Que
indignación
de
verdad