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viernes, 11 de noviembre de 2016

Los queridísimos comentarios

Creo que "los comentarios" son la parte más odiada por todos los enfermeros. Esa parte en la que ya llega el final del turno y se tienen que sentar a escribir cómo ha ido el día de cada paciente al que han atendido, y es que lo consideran tan poco interesante que cuando llega este momento ya nos dicen: "Podéis iros que ya no hay nada que hacer, solo queda escribir." Y lo dicen con tanta pena que da ganas de decirles: "No, yo me quedo a tu lado y te doy apoyo moral en esta difícil tarea."
Y es que llega esta hora y ves a cada enfermero delante del ordenador estrujándose la cabeza para acordarse de cómo ha pasado la tarde el paciente de la habitación X, cuántos paracetamoles le ha dado al de la X+1, o qué temperatura tenía el de la X+2. Y al final, sinceramente, todo esto vale de poco, porque en el momento en el que no se acuerdan escriben un "Sin incidencias", y aparcado. Aquí se utiliza esa lógica de: "Si no me acuerdo será porque no le pasó nada grave", y como no puedes pasar al siguiente paciente sin escribir algo en la ficha del anterior (los que hicieron el programa Gacela son demasiado inteligentes) pues los enfermeros echan mano de la imaginación, ¿qué van a hacer si no?
Cuando aún estamos a esas horas vagando por la planta solemos serles de ayuda, ya que estas semanas somos nosotros quien atendemos la mayoría del tiempo a los pacientes: preguntamos si tienen dolor, administramos los calmantes, nos dicen si tienen mareos, náuseas... así que nuestro enfermero asignado recurre a nosotros con esperanza: "Oye, ¿tu te acuerdas de cuántos calmantes para la barriga le dimos a esta señora?" "Creo que tres, CREO" "Pues 3." Y no se hable más, si lo dice la de prácticas, será verdad...

Aw-ful o a-full?

Hoy ha sido un mal día. Por motivos personales que me hacen recordar este día con pesadez y malas caras... Aún así he conseguido sacarle el máximo partido al día de hoy en el hospital, y casi gano 100 euros.
Me explico, nadie me ha chantajeado ni pagado por hacer nada.
Hoy he puesto he puesto una vía. Ni dos vías. Ni tres vías. Ni cuatro vías. No. Hoy, yo, Marta Pérez González estudiante de 2º de enfermería he canalizado cinco vías a cinco personas diferentes.
A la tercera mi enfermera se motivó y dijo que podríamos empezar a cobrar por cada vía. Y de verdad, fue duro. La gente mayor no suele tener muy buenas venas y es complicado encontrar una con un recorrido lo suficientemente largo, algo ancha, que sea superficial y que se palpe bien. Y aún así a veces no va, simplemente a la sangre no le da la gana de salir o se rompen las venas, sin más. Y cómo fastidia eso, cuando estás ya lista para fijar tu bonito y delicado catéter rosita y de repente, para de salir sangre y ves un bultito morado. Te dan ganas de fijar la vía y dejarla ahí a ver si la vena se recupera sola. Pero no lo hace y hay que buscar otra.
La frase "a ver que tiene usted por aquí" es de las más afamadas entre las enfermeras a la hora de poner los compresores después de "apriéteme ben o puño" y "solo un pinchaciño de nada", entre otras.
Quién me diera después de un día a full de trabajo poniendo y sacando vías y siendo tan awful como es un 11 de noviembre, acabar con 100 euritos en el bolsillo, que echando un ojo en Zara, hay unas botas muy monas ;)

Un psiquiatra urgente

Esta semana uno de los ingresos para mis habitaciones es el de una señora con cáncer de mama pero cuyo problema principal es que tiene una depresión de caballo. La mujer no hace más que llorar y gritar, quejarse por todo y decir "que me leve Dios". En mi opinión la familia tampoco es demasiado equilibrada, psicológicamente hablando. El marido dice "deixádea, xa se calmará" el hijo quiere ver al médico continuamente y la hija llama por teléfono cada cinco minutos para recordarnos que los desvaríos de su madre son causa de la morfina, que ella antes no era así, cabe destacar que la hija es publicista, pero vio demasiados capítulos de 'Hospital Central' y ahora se cree médico o algo.

La señora se levantó de cama y con su típico grito "que me leve Dios" se disponía a marcharse del hospital. "¿Onde tes o coche?" le decía al marido "veña vamos, que teño que facer a cena, seguro que ti non a fixeches,, non a fas nunca". El hombre, obviamente le cortaba el paso para salir de la habitación pero ella no estaba dispuesta a quedarse "quítateme de diante ou levas una patada" "vouche dar e despos non me chores". Yo tuve que salir de la habitación porque no podía aguantar la risa. A los acompañantes de la señora de al lado les pasaba lo mismo y salieron conmigo. Todo el pasillo estaba pendiente de esta mujer, porque claro, no sabe hablar sin chillar. Digamos que fue un día de lo más entretenido.