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miércoles, 16 de noviembre de 2016

"Pellízcame como si fuese tu suegra"

Ayer, como en cada ronda de medicación (en este caso, aunque no tenga mayor importancia, la de las 8 de la tarde), entré en una de las muchas habitaciones para pinchar una heparina a uno de los muchos pacientes. Pero este era diferente, y a decir verdad, un poco especial. 
Nada más entrar en dicha habitación el hombre en cuestión miró desafiante la jeringa que llevaba en mano: "¿Eso es para mi?". Cuando te hacen esa pregunta ya estremeces porque sabes que no será fácil. "Sí, es para usted, hay que poner la pincha en la barriga", dices tú con la mayor dulzura y educación del mundo mundial, así como si le fueses a transmitir ánimo por decirlo de esta manera. "¿Y me vas a pinchar tú?", otra de las preguntas que más odiamos los de prácticas, siempre pensamos 'Siiiii, le voy a pinchar yo, y qué, lo hago superbien!', cosa que evidentemente nunca decimos. "Sí Ramón, le voy a pinchar yo", "Vale vale vale, pues te voy a dar unas instrucciones". Whaaaat...? Me va a dar instrucciones, pongamos atención en lo que dice que esto seguramente valga para hacer una entrada del blog, suena interesante. "Me tienes que pellizcar tan fuerte que no note el pinchazo, por favor, clávame las uñas, aprieta como si te fuese la vida en ello, pellízcame como si estuvieses matando a tu suegra (obsérvese el aprecio que debe tener este señor a la pobre de su familiar), por favor te lo pido, por favor por favor, lastímame mucho, tu por eso no te preocupes, pero que no note el pinchazo". Y tú con una cara de tonta y de risa intentado no salir a la luz, te atreves a preguntarle: "¿Pero tanto le duele?", "¡No, es que me da grima!" Bueno... pues que no sea por pellizcar. 
Agarré con ganas la barriguilla del señor, y soltó un: "Así así así muy bien muy bien muy bien", que aquello parecía un teatro de drama más que el pinchazo de una heparina, y clavé la aguja mientras se estremecía y cerraba los ojos con la fuerza de todo su ser. "Ale ya está, ¿fue para tanto?" "De maravilla lo hiciste, qué bien pellizcas, la mejor de todas!" Bueno anda, yo que llevo años intentando buscar mi habilidad (por eso de que se dice que todo el mundo tiene una), y ahora me encuentro que aún va a ser pellizcar, muy teatreros son algunos pacientes...

Exitus

Como su propio nombre indica

Un exitus es una salida, una ida; alguien que sale, que se va y ya no vuelve. Un exitus es una muerte, un fallecimiento. En una planta como trauma no son muy comunes; de hecho echando un vistazo al registro de altas e ingresos desde junio de este año, no encontré más de 5. Nadie se muere por romperse la cadera o por una operación de menisco. Pero sí se mueren pacientes de trauma con mayores complicaciones, o con complicaciones a mayores.
Lo que ocurrió fue lo siguiente: un acompañante nos avisó para que fuésemos a "comprobarlo". Esto fue un hombre de unos 50 años con los ojos llorosos. Mi enfermera de ese día me preguntó si iba con ella, y he de reconocer, aunque me sienta mal, que en parte fui por curiosidad. Es lo que tiene ser estudiante.
El paciente en cuestión era de aislados, por lo que entramos con guantes y mucho cuidado.
Efectivamente, el paciente se acababa de "ir". Simplemente dejó de respirar poco a poco. Su hijo, se despidió y se disculpó al baño, dejándonos actuar.
Comprobamos que no había pulso, parecía que su corazón latía... pero era el marcapasos dando sus últimos golpes. Le cerramos la boca y vimos que sus pupilas ya estaban completamente dilatadas, y le cerramos los ojos a modo de último adiós. Procedimos a desconectarle de la mascarilla de oxígeno, le quitamos la sonda vesical y las vías, recogimos todo, pasamos una sábana blanca por encima, todo con calma y despacio, no hay prisa; y es una forma de respetarlo. Dimos el pésame por última vez al familiar y salimos.
La imagen fue como en una película, me sentí como saliendo a cámara lenta, en camino de un médico que certificase la hora de la muerte.
Y así es la vida, a veces te da alegrías y otras veces te las quita. Mientras un familiar llora la muerte de su padre, otro celebra entre risas que su mujer vuelve a casa porfin.

Cómo tenian razón

En una entrada anterior, expliqué como un paciente había mejorado muchísimo muy raidamente, y como las enfermeras decían que era el preludio a su muerte. Pues bien, tenían razón: cuando llegué esta mañana a planta, la habitación estaba vacía. Rezando porque la respuesta fuese" le han dado el alta", pregunté por el paciente. Respuesta: ha muerto esta noche.
También me explicaron que desde que lo habían conectado la bipap, las enfermeras de la UCI aconsejaron que se le sedase directamente, pues nunca iba a poder vivir sin el respirador. Ellas también tenían razón.
Lo más difícil de sobrellevar ha sido ver como el señor luchaba por mejorar. El era el que pedia que le desconectasen la máquina, para intentar respirar por si mismo. Como siempre, las enfermeras te dicen que son gajes del oficio y que te tienes que acostumbrar, aunque non creo que nunca llegue a ser algo fácil de asimilar.

La burocracia

Hoy, y como todos los miércoles, en planta hay cuatro enfermeras en vez de tres, ya que la carga de trabajo es mayor debido a las " peonadas" ( cirugías que se pagan mejor). ¿ qué ocurre cuando son las cuatro y media y la enfermera no ha llegado? el caos absoluto. Los pacientes no están asignados, nadie quiere hacerse cargo de ellos y la medicación y los cuidados no pueden esperar más. Tras varias llamadas, se descubre que a alguien se le ha pasado contratar a la cuarta enfermera. Cuando por fin llega, la pobre se encuentra con todo su trabajo sin hacer. Menos mal que entre las de prácticas y ella conseguimos solventarlo.
Como dicen siempre las enfermeras " como se nota que los administrativos no están nunca en planta"
Aquí vemos una descripción gráfica de las enfermeras preguntando por la cuarta enfermera:

Las medidas de asepsia son los padres

Si algo nos han dicho hasta la saciedad en la universidad, son las medidas de higiene y asepsia para evitar infecciones en los pacientes. Cosas como lavarse las manos cada vez que se entra y se sale de una habitación, nada de pendientes, uñas cortas y sin pintar, pelo recogido y un largo etc fueron repetidas por nuestras profesoras como si fuesen mantras.
Si algo hemos aprendido en estas prácticas, es que las medidas de asepsia no se cumplen con el rigor que nuestras profesoras nos contaron el año pasado. Melenas al viento, manos llenas de anillos y con la manicura de un precioso color fucsia inundan la planta del hospital. Los guantes solo para ocasiones especiales como.... mmmm..... poner una sonda vesical, y lavarse las manos, sólo si el paciente es aislado.
Lo mejor es cuando te dicen" yo lo hago así pero tú no lo hagas así", a sabiendas de que lo que hacen no es correcto, pero les da igual