Los medicamentos que más abundan
en la planta de digestivo son los calmantes; muchos de los pacientes se
encuentran con un tratamiento de morfina muy elevado debido a un dolor que
analgésicos comunes, como sería por ejemplo el enantyum, no son capaces de
aliviar. Con este caso hemos tenido en planta a un paciente con catorce
ampollas de morfina, una auténtica barbaridad que muchas de las enfermeras
nunca habían visto, debido al dolor que le provoca su cáncer de páncreas y
metástasis por múltiples lugares del organismo. Sin embargo, es tanta su fuerza
y perseverancia que ha conseguido seguir
adelante y hoy cambia el hospital por la plaza de la Quintana para actuar y que los
demás puedan disfrutar de su música.
En casos como estos la familia es
un factor fundamental de apoyo para nuestros pacientes; tanto hermanos, padres,
como la pareja del enfermo han estado en todo momento a su lado compartiendo su
dolor. Este ha sido para mí un claro ejemplo a seguir de superación.
El caso de este chico ha sido el
más alto en medicación de toda la planta de digestivos en mucho tiempo, pero
hay gente que al igual que él necesita de calmantes para aliviar su dolor. Las
enfermeras asignadas se encargan de enseñarnos rápidamente cómo administrar
estos medicamentos, ya que, siendo tan demandados, es imprescindible que todo
el personal sepa aplicarlos correctamente. De la misma manera, se nos enseña a
retirarlos, purgarlos a una velocidad adecuada, limpiar con suero fisiológico
las vías para que su administración sea más eficaz y cambiarlos por una nueva
toma siempre que sea lo pautado.
Finalizada esta semana de
prácticas obtengo como conclusión que todo lo aprendido es necesario para el correcto trato con el paciente, ningún detalle puede faltar en la rápida actuación que demanda la enfermería.