Como el 14 de Noviembre es el Día Mundial de la Diabetes, voy a contar las anécdotas que me pasaron en el hospital referidas a este tema.
Medir la glucemia es algo rápido y sencillo, un pequeño pinchacito en el dedo y listo, en 5 segundos la maquinita te dice el nivel de azúcar en sangre. Pues esto hay gente que no lo comprende. "Señor, voulle dar un pinchaciño nun dedo" y me levantan el pijama o el camisón "non señor, é nun dedo, que é para mirar o azúcar". Después está el típico que le tiene tanto pánico a las agujas que ni eso se deja pinchar. "Déixeme un dediño" "Ai non, que eso doe moito". Por no hablar del entendido en materia "eu sempre o tiven ben, o médico non me dixo nada, así que non me pinches".
Sin duda, una de las mejores fue la de un señor que no se dejaba pinchar porque la máquina no era como la que tenía el en casa y que sus lancetas (agujas) eran grises y no amarillas, que a ver por qué se las teníamos que cambiar. "Esas seguro que contan mal, seguro que me da que teño de máis" Si señor, seguro que el color de la máquina o de la aguja influye mucho en su nivel de glucosa en sangre.
Después tuve la típica señora que según ella nunca tuvo el azúcar alto y además no le gusta el dulce, eso sí, la gelatina de fresa que pide todas las tardes en lugar del yogur desnatado no se la quita nadie. Pues esta mujer nos aseguraba que éramos nosotros los que le dábamos algo para que le subiera, que seguro que era alguno de los medicamentos que le poníamos. Hay veces que es mejor ser sordo y no oir algunas barbaridades.
Y, como no, no pueden faltar los piropos a la hora de poner la insulina "Teño o azúcar alto porque eres tan dulce que me sube solo de mirarte", "É culpa túa guapiña, que me subes ata o azúcar", "E que con bombóns coma ti normal que teña 400 de glucemia". Con tanta 'pastelada' al final soy yo la que se va a casa hiperglucémica perdida.