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domingo, 30 de octubre de 2016

Aislamiento

El viernes prepararon una de las habitaciones para la llegada de una paciente con aislamiento protector. La mujer de unos 60 años, aproximadamente, ingresaba por neutropenia febril; es decir, su nivel de glóbulos blancos en sangre era menor del habitual y además presentaba febrícula. Esta cantidad baja de neutrófilos aumenta el riesgo de infección, de ahí que se mantenga aislada. Ella no nos va a contagiar nada a nosotros o al resto de pacientes pero nosotros sí que le podemos contagiar algo a ella y esto no sería nada bueno ya que la mujer está luchando contra un cáncer de mama. 

Para entrar en su habitación, la cual ya dispone de doble puerta, debemos ponernos:
1. Mascarilla
2. Bata estéril
3. Guantes
El orden de colocación debe ser el referido, sobre todo en el caso de los guantes, ya que deben ser lo último que se pone y lo primero que se quita tras el contacto con el paciente. Esto me lo enseñó y me lo recalcó Diego, el enfermero que me tocó ese día. Un chico con el que seguramente no estaré más veces ya que es un "correturnos". 

Esta mujer está aislada para su propia protección pero creo que el miércoles, cuando vuelva al hospital, la aislada voy a ser yo. 
El viernes al salir del hospital me vine a mi pueblo para pasar el puente. 25ºC en Santiago vs 10ºC en Ribadeo = enfermerdad segura. Y así es, aquí me encuentro con mis 38,5ºC de temperatura corporal, mi faringitis, mi antibiótico y la sopita de mamá. Ya estaba tardando mucho en ponerme enferma...

Con mono de prácticas

A pesar de todo

A pesar de todos los sueros y paracetamoles purgados, de todos los pacientes quejicas, de todas las carreritas por el pasillo, de todos los cambios de guantes he de decir que mañana me gustaría volver, aunque no es así porque hacemos puente.
Se aprende muchísimo, tanto como a nivel de trabajo práctico, como sobre el trato con el paciente. De estas primeras prácticas sé que me llevaré muchas cosas nuevas, muchos descubrimientos y conocimientos, muchos consejos, pero también a mucha gente, tanto enfermeras como pacientes.
Una entra en modo automático a planta sobre las 15:00: Hoooooooooola a todas las enfermeras;de mañana y de tarde, ya que están en el cambio de turno, dejamos los bolsos en el "office" y vamos a la sala donde está la medicación. Si no hay nada preparado, se purgan bastantes pitufos de 100mL y otros tantos con adaptador, 3 cajas de 10 paracetamoles y unos pocos pitufos de 250mL; todo esto queda para el turno de noche. A continuación solemos tomar controles: temperatura a todos los pacientes y tensión, por lo general sólo a los de reuma o algunos pocos que indican previamente. Luego administramos la medicación de las 16:00, se prepara la de las 18:00, se reparte; se prepara la de la cena y se reparte. Este es el esquema normal de la tarde, si contar con ingresos, llegadas de quirófano, complicaciones ni papeleo.
Pero se echa en falta.

no todo es aprender

Cosas que no sabía de mi  misma

Si algo me asustaba de estas prácticas, era el trato con el paciente. Si algo me caracteriza, es mi falta de paciencia, por lo que me daba miedo ser demasiado directa o perder la poca paciencia que tengo con los pacientes.
Por supuesto, me he mordido mil veces la lengua y he puesto la mejor que me ha salido a algunos pacientes o acompañantes que no entienden por qué no puede ingerir alimentos tras una operación y tratan de sobornarte para que les traigas un bocata.
Pero lo que más pavor me producía eran los señores mayores. Los ancianos en es hospital se desorientan, se comportan de forma extraña y se comportan como niños pequeños. Niños a los que no puedes regañar o castigar porque rondan los 80. Muchos se vuelven caprichosos y en cuanto aparecen los acompañantes están enfermísimos, aún cuando hace cinco minutos que estaban perfectamente.
Sin embargo, y para mi sorpresa, me encantan los " abuelitos" de esta plantan. Te tratan con un cariño como si fueses su nieta y te agradecen todo lo que haces por ellos, aunque solo sea un simple " voulle mirar a tensión"
Mi sorpresa fue todavía mayor cuando llegué el viernes y una de mis abuelas preferidas me dijo " fai moito que non ves" cuando el día anterior ya me había visto y noté como me entraban las ganas de llorar de lo que me emocioné. ¿ Acabaré aficionándome a estar con señores mayores?

como la medicina sí funciona

El primer día que llegué de prácticas al hospital, me quedé muy sorprendida al ver el estado de un paciente de Neumología. Respiraba con mascarilla, estaba casi inconsciente, con una sonda vesical y otra nasogástrica. Cuando al día siguiente escuché " ha muerto un paciente de la habitación x+14" lo primero que pensé había sido este paciente, pero no, había sido su compañero. Ese día también me fijé en que tenía una muñeca atada. Pregunté por qué, ya que ni cuando le pinchaban heparinas o le cogían vías el señor reaccionaba. La respuesta fue que antes de empeorar tanto, había estado muy agitado, ya que había sufrido una meningitis que le había dejado secuelas a niveles físicos y Psíquicos.
A día de hoy, el paciente todavía necesita oxígeno, pero ya no está sondado, comienza a comer sólidos y a responder cuando le hacen preguntas, En dos semanas, ha pasado de ser un paciente al que nadie esperaba ver al día siguiente, a un paciente estable, aún con insuficiencia respiratoria.
Es un claro ejemplo de como la medicina y los cuidados enfermeros pueden cambiar la vida de las personas. Poder vivirlo y formar parte de ello me hace que cada vez esté más contenta con mi decisión de estudiar enfermería.