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martes, 8 de noviembre de 2016

Paranoias de la 17/x

"Parte de nuestro trabajo es guardar la cordura en medio de la locura"

Tenemos, o más bien, teníamos, una paciente algo especialita en la habitación 17. Hoy le han dado el alta, cuando yo llegué ya estaba a punto de irse.
Esta mujer era buena persona, pero lo que se dice de paciente era... tediosa y bastante paranoica.
Por ejemplo, hay unos sobrecitos muy famosos en nuestra planta, la lactulosa que sirve para, ejem, ayudarles a ir al baño. Pues bien, un día repartiendo la medicación, le pregunté si la necesita y me dijo lo siguiente: "No, gracias, el estado de diarrea tampoco es lo ideal, estoy intentando contemporizar un metaequilibrio con la lactulosa".
Otro día se quejó de que le molestaba la vía, cómo no!, y su monólogo esta vez fue algo así: "Sí, veréis, es que esta vía del brazo me molesta, me parece más conservador que me canalicéis otra en la mano, pero tampoco soy seguidora de la corriente de ir picoteando por ahí; no tengo tantas venas y seamos sinceros, aún me queda una operación de pelotas y quiero reservarme algunas para quirófano".
En otra ocasión, nos llamó alteradísima exigiendo un inmediato cambio de vía, ya que se podía ahogar. Así nos lo explicó ella: "Veréis, necesito este brazo para incorporarme si estoy tumbada, y al tener esta vía puñetera en la flexura, no puedo; y si me atraganto o me viene una flema, no podría incorporarme para toser, me ahogaría".
Un día me mandaron ir a ponerle un Dexketoprofeno IV; vamos, un enantyum, y ya empezó: "Eso es un enantyum? Buf, a ver qué tal me va, la última vez no me convenció su efecto, me da reacciones raras con taquicardia de disnea (aseguro que esto no existe) y sinceramente, como antiinflamatorio, los beneficios que me reporta frente a los prejuicios que presenta, no me compensa".
Yo creo que la mejor intervención de nuestra alocada paciente fue la siguiente. Esto era un bonito día a la hora de la cena: "Gracias por la cena" "Buf, no tengo nada de apetito, a ver si ceno algo de esto, no me gusta la comida" "Por cierto, excuso molestaros, pero ayer me dijeron que tenía los glóbulos rojos bajos y hoy, los leucocitos; y me siguen transfundiendo sangre. Vamos a ver, pero qué es esto!? A mí que me administren lo que consideren, no voy a decirle a nadie como tiene que hacer su trabajo, pero vamos a ver, a mí que me lo expliquen. NO ES UNA BROMA, ES MI VIDA " -Golpe seco en la mesa y pausa dramática para reacción-. Ha de tenerse en cuenta que a los 10 minutos la paciente había devorado con fervor la sopa de pasta de estrellitas y llevaba media pieza de carne con patatas fritas, y no hubo vía ninguna en la flexura que le supusiera algún problema para cortar su cena y seguir comiéndosela con ímpetu.
Por último, os relato una cortita: "Marta, haz el favor de correrme la cortina, pero déjame la puerta abierta, siempre estoy a tiempo de pegar un grito al pasillo de noche" Vamoh a veh, señorita pofavóh; que tiene al lado de la mano el timbre del control de enfermería, qué carall* va a gritar a un pasillo vacío, para despertar y/o atemorizar a toda la planta, pensando que se está muriendo o algo. Una paranoica en toda regla.
Lo que se ha perdido Broadway con esta mujer...
Tras un par de monólogos le pregunté a la enfermera que hay que hacer en estos casos y seguí su consejo: Asentir, tratar de no reírse y hacer como que lo que te están diciendo es algo proveniente de una persona que esté bien de la cabeza.
No era mala tía, pero su mayor problema estaba en su cabeza, no en la cadera derecha ni en la rodilla. Todo hay que decirlo, era especialita, pero siempre educada y nunca le faltó al respeto a nadie.
Pd: Una enfermera hoy nos ha dicho que se debería estudiar el tema de que hay algo, algún mecanismo que conecta las fracturas óseas con el cerebro, ya que es verdad que les afecta, algunos pierden la cabeza y te sueltan cada cosa... que te dan ganas de decir ¿En serio, señor/a?

Síndrome de abstinencia

Terminamos el turno del lunes sabiendo que habría un ingreso esa misma noche con un síndrome de abstinencia. El nuevo paciente es alcohólico y se encuentra agitado debido a que no puede ingerir alcohol ni otras sustancias, es decir, el clásico 'mono'.

Hoy al llegar, uno de los pacientes más animados ya nos advirtió: "¿acabáis de llegar? Pues anda que no os queda nada." Con esos ánimos da gusto empezar. El primer contacto fue la toma de constantes, bueno, el intento, porque nada más acercarnos con el termómetro empezó a querer tirarse de la cama: "¿Pero ti que queres faserme con iso? Eu non che son ningún can" A nosotras nos costaba aguantarnos la risa.

Después de repartir la medicación de la merienda y de que auxiliares y celadoras lo atasen, la mujer de uno de sus acompañantes vino apresurada al control a decirnos que se estaba arrancando las maniotas y la vía con los dientes, a mordiscos. El resultado: toda la cama llena de sangre "Nun sei para que carallo quería eu eso ahí" protestó. La enfermera, que ya está acostumbrada a tratar con este tipo de pacientes le dijo que le iba a meter "un pouquiño de viño para merendar" y que en el hospital se metía por ahí, que así se ahorraban los pacientes el esfuerzo de levantar el brazo "ah bueno, si é para iso podes poñerme tres ou catro máis", el hombre tonto, lo que se dice tonto, pues no es.

Al llegar de la merienda ya vimos mucho revuelo en la habitación. ¿Qué había pasado? Pues que el vecino se había intentado quitar la sonda (porque tampoco está demasiado consciente) y aquello era un riachuelo de pis. ¡Menudo olor! El de antes, al ver tanto ajetreo se puso nervioso y claro, no se le ocurrió mejor cosa que volver a mordisquear la vía. Ala, a canalizar otra vez. Ahora enfermeras y auxiliares le dijeron que le iban a traer unas 'cerveciñas' a ver si así se calamaba "Oíches nena, tes que chamar ao meu pincho, para que me traiga o meu, dille que xa llo pagarei" "Xa llo chamei, di que se pasa el despois por aquí, que non te preocupes". A todo esto yo ya no podía aguantar la risa. Además el señor de al lado nos decía que quería "coller un avión para ir a Barbanza" que llamásemos al piloto cuanto antes. Todo un espectáculo.

Cuando me fui para casa el del síndrome de abstinencia quedaba gritando "¿que pensades que son un 'pinchador nato'? deixade xa de clavarme agullas" y el compañero totalmente desnudo encima de la cama porque según el "¡Cómo se nota que xa chegamos a Sevilla, fai unha calor que non se para".

No soy una máquina de sacar medicación

Ayer, en nuestro turno de tarde, nos pusimos a pensar en todos los ratos libres y descansos que estamos dando estas semanas a nuestras enfermeras asignadas. Nosotras medimos las constantes de las 16:00h a toda la planta, sacamos la medicación tanto de la cena como de la noche, preparamos y ponemos calmantes, recogemos los pitufos acabados habitación por habitación, hacemos las curas de las vías, pinchamos heparinas y repartimos la medicación, miramos glucemias y ponemos insulina, purgamos decenas de sueros, hacemos ingresos... y aún así, de vez en cuando, hay quejas.
Ayer nos tocó el famoso cambio de habitaciones (con el cual estoy un poco descontenta, me gustaban más mis anteriores pacientes), y resulta que estos 12 tienen más medicación que todo el hospital junto. Como no, me tocó sacarla a mi. El trabajo, entre que había medicación que no había visto en mi vida, que el carro era enano y no me cabían las cosas, y que no recibí ninguna ayuda por parte de mi tutor, me llevó más de lo esperado, y es que aquello era interminable... Pues tuve a mi enfermero detrás todo el rato: "¿Acabaste ya?" No, "¿Puedo revisar" No, "¿Te falta mucho?" No. Y personalmente no me gustó este tipo de actitud, se veía perfectamente toda la medicación que había para esa noche, añadiendo además los sueros, y en vez de ayudarme para poder acabar antes (si es que tanta prisa tenía) lo único que hacía era presionarme.
Cuando por fin acabé, por suerte, todo estaba bien, pero aún hubo alguna quejita de más de por medio. Y yo me pregunto: "¿Qué estuviste haciendo tú, señor enfermero asignado, mientras yo sacaba tu medicación?" Ah si, ir al cajero y sentarte a leer el periódico en el office. 
Si es que hasta las auxiliares se dan cuenta: "Chicos curráis un montón, deberían pagaros algo..." Yo lo dejo en el aire. 

Gajes del oficio

Si me pincho otra vez, me retiro.

Si hay algo que nos han repetido veces en relación a las prácticas, es que tengamos cuidados con las agujas, pues pincharnos supone poder infectarnos. Bien, pues he tenido muchísimo cuidado y.... me he pinchado.
La primera vez, sí, ha habido más de una, fue con un bolígrafo de insulina DESPUÉS de pinchar al paciente. Me pinché con ganas, incluso doblé la aguja; la segunda vez fue con una aguja para perforar los tubos de la analítica, también después de pinchar al paciente.
Aunque según el protocolo tendríamos que ir a medicina preventiva inmediatamente después del pinchazo, la respuesta de mi enfermera fue " échale solución alcohólica", ya que no había entrado en contacto con la sangre del paciente.
Hoy, me corté abriendo una ampolla de furosemida. La enfermera(era la misma de las otras veces) me preguntó si tenía algún problema. La torpeza es una discapacidad como otra cualquiera.