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miércoles, 23 de noviembre de 2016

la última lección

El última día, por fin, conocí a la supervisora de planta. Nos llevó a todos los alumnos de prácticas a una salita y nos dio una pequeña charla y consejos que nos ayudarían en el futuro, como pinchar una intramuscular, no confundir unidades de glucosa con ml(sí, ha pasado) y cuantas gotas hay en un ml por si no hubiese diala-flow.
Pero los mejores consejos fueron que siempre nos guiasemos por lo que sabíamos, que no tuviésemos ´miedo a ningún médico, que transmitiésemos " buen rollo" y que, a veces, charlar con un paciente le salva de un calmante, Lo cierto es que, a mi parecer, se está perdiendo la parte humana de la enfermería. Como yo no tenía la presión de las enfermeras, a veces me quedaba hablando con los pacientes y con los familiares, porque, aunque hay gente para todo, nadie está en el hospital por gusto y a todos nos gusta que nos escuchen cuando nos quejamos, o que simplemente nos pregunten qué tal estamos.

lunes, 21 de noviembre de 2016

El último día

Tras hablar con mis compañeras, he visto como la mayoría han dado regalos a las enfermeras o ellas le dieron regalos y que todo fueron despedidas preciosas. En mi caso, estaban las enfermeras que peor me caían ese día, y lo mejor que pasó en toda la tarde fue que me dejaron coger una vía.
La enfermera, que no es precisamente santo de mi devoción,  fue que antes de ello me preguntó si sabía coger una vía. Llevo cinco semanas aquí, aunque tú hayas pasado de mí, hay gente que sí me ha enseñado y por la que merece la pena venir al hospital. La vía la cogí a la perfección aunque tuve que escuchar un " no has traído guantes?" cuando ella jamás los usa. Yo los llevaba en el bolsillo, porque ya me esperaba cualquier reacción de esa mujer. La señora a la que pinché no se quejó nada, creo que dejándole bastante claro a la susodicha enfermera que los alumnos pueden hacer más cosas que constantear y purgar sueros.
En fin, finalmente se despidieron con un seco " chao", no creo ni que se dieran cuenta de que era nuestro último día.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Gracias, y hasta abril!

Lo único que puedo hacer tras haber acabado mis primeras prácticas de enfermería en la planta de digestivo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela es agradecer. Agradecer a todos aquellos enfermeros que en esta nueva etapa me han estado acompañando, me han instruído y han dado lo mejor de sí para hacerme aprender, tanto a mi como al resto de mis compañeros. 
He de reconocer que no ha sido fácil, si no que han sido cinco semanas de mucho cansancio, acudiendo al hospital 7 horas todas las tardes, pero tengo que decir que mucho peor habría sido si no estuviésemos tan contentos como hemos estado en la planta. 
Nos han enseñado lo práctico de la profesión, pero sobre todo lo humano. Y cada día estoy más segura de que es a esto a lo que quiero dedicar mi vida, más segura de que no podría haber escogido mejor, y más segura de que me estoy formando en una universidad excelente. 
Gracias por hacernos ver lo bueno y lo malo, las complicaciones que podemos encontrarnos y cómo lidiarlas, gracias también porque no todo han sido días buenos, y de eso también se aprende. 
Nos hemos encontrado a pacientes más y menos buenos, a familiares con los que nos tirábamos de los pelos y a gente que no ha querido ni vernos de cerca, pero nos llevamos el "xente estúpida vádela encontrar en todos lados, así que non vos preocupedes". 
Considero estas cinco semanas como uno de los períodos más importantes de mi vida, mi primer encuentro con mi futuro profesional, y la sensación que me llevo no puede ser más buena.
Me despido pues, tanto del blog como de los hospitales. Pero de estos últimos hasta dentro de no mucho... ¡Nos vemos en abril, y que viva enfermería!💓

sábado, 19 de noviembre de 2016

Una planta para la planta

En nuestra última semana de prácticas decidimos, entre los tres alumnos, hacer un detalle a la planta. Durante todo este tiempo nos acogieron como a tres más, nos enseñaron todo lo habido y por haber y se preocuparon por que nos sintiésemos integrados y estuviésemos a gusto en su compañía, así que teníamos que agradecérselo. 
No fue muy difícil ponernos de acuerdo, ya que nuestro compañero Walter nos dejó completa libertad (y también responsabilidad) a la hora de hacer las compras. Optamos por lo fácil: algo de picar para esas meriendas tan amenas que se gastan en la planta, y algo duradero para que se puedan acordar de nosotros al verlo. Así que decidimos: unas galletas y una planta.
Al estar ya entrando en época navideña nos encontramos de frente, nada más entrar en el súper, con unos tremendos panettones a los que no pudimos hacer el feo de dejarlos ir, así que (pensando más bien en nuestro gusto de paladar que en el de las enfermeras y trabajadores de la planta de digestivo) nos llevamos uno de chocolate. Compramos también un surtido de estos que suelen regalar las abuelas (a mi no me tiene mucho chiste pero al parecer están muy buenas). En cuanto a la planta, fuimos a una floristería y escogimos la más barata, así tal cual la pedimos, y nos la decoraron (ya que era un poco feucha) por un euro más. Nos quedó un regalo monísimo.
En total nos gastamos 7,50€ por persona, que diciendo verdad, fue más de lo que pretendíamos, desde cuando son tan caras las plantas...?
Al día siguiente lo llevamos a planta y nos lo agradecieron enormemente, dijeron que la planta era preciosa y el panettone bueno... lo guardaron para otro día.