Lo único que puedo hacer tras haber acabado mis primeras prácticas de enfermería en la planta de digestivo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela es agradecer. Agradecer a todos aquellos enfermeros que en esta nueva etapa me han estado acompañando, me han instruído y han dado lo mejor de sí para hacerme aprender, tanto a mi como al resto de mis compañeros.
He de reconocer que no ha sido fácil, si no que han sido cinco semanas de mucho cansancio, acudiendo al hospital 7 horas todas las tardes, pero tengo que decir que mucho peor habría sido si no estuviésemos tan contentos como hemos estado en la planta.
Nos han enseñado lo práctico de la profesión, pero sobre todo lo humano. Y cada día estoy más segura de que es a esto a lo que quiero dedicar mi vida, más segura de que no podría haber escogido mejor, y más segura de que me estoy formando en una universidad excelente.
Gracias por hacernos ver lo bueno y lo malo, las complicaciones que podemos encontrarnos y cómo lidiarlas, gracias también porque no todo han sido días buenos, y de eso también se aprende.
Nos hemos encontrado a pacientes más y menos buenos, a familiares con los que nos tirábamos de los pelos y a gente que no ha querido ni vernos de cerca, pero nos llevamos el "xente estúpida vádela encontrar en todos lados, así que non vos preocupedes".
Considero estas cinco semanas como uno de los períodos más importantes de mi vida, mi primer encuentro con mi futuro profesional, y la sensación que me llevo no puede ser más buena.
Me despido pues, tanto del blog como de los hospitales. Pero de estos últimos hasta dentro de no mucho... ¡Nos vemos en abril, y que viva enfermería!💓
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