"Si no lo haces mal nunca lo vas a hacer bien"
Viernes, último día de prácticas de la semana. Llego, como siempre, a las 15:00 a la planta de onco. Vuelve a estar Paco, mi enfermero del lunes, pero esta vez no voy con él. Ana será la encargada de enseñarme hoy, y qué bien enseña, para mi, el mejor día de prácticas de toda la semana, sin duda.
La frase más repetida de Ana fue: "¿Sabes facelo?" y como le contestase que "no" enseguida me decía: "Pois failo, equivócate e así aprendes, xa verás como para a próxima che sae perfecto". Y cuánta razón tiene. No hay mejor forma de aprender que intentarlo una y otra vez, aunque falles debes seguir intentándolo, llegará un punto en el que lo sepas hacer y ya nunca más se te olvidará.
La tarde, la más tranquila de toda la semana. Nada más y nada menos que 10 altas y sólo 3 ingresos. Cuando tomamos las constantes nos dimos cuenta de la cantidad de pacientes que se habían ido para casa, a algunos de ellos los vimos marchar, con ilusión, con una sonrisa en la cara, sabiendo que aunque, seguramente, tarde o temprano tendrían que volver, ese fin de semana lo iban a pasar en su hogar, con los suyos, sin tanto cable a su alrededor. No se me olvidará la cara de uno de los pacientes, el hombre llegó al control de enfermería pidiendo si alguien le podía retirar la vía, bueno, según él: "esta cousa que me colga do brazo". Mientras se la quitamos nos contó que ese fin de semana venía su nieta a verle porque había tenido un bebé, el hombre relataba con orgullo que por fin era bisabuelo y que se moría de ganas de conocer al "cativo" como él decía. Hay pocas cosas tan bonitas en esta profesión como observar la cara de emoción de los pacientes y familiares, la esperanza que guardan, a pesar de estar sufriendo por dentro, la ilusión con la que afrontan las cosas buenas que todavía les ofrece la vida. Esto no lo cambio por nada.
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