Es poco habitual, pero de vez en cuando llega a planta una de estas enfermeras que a mi parecer lleva siendo infeliz con su trabajo toda la vida. Enfermeras que te desmotivan por el simple hecho de que ellas están amargadas, y enfermeras que piensan que no estás allí para aprender, si no para ser su sirvienta.Personalmente a mi nunca me ha tocado una de estas, pero sí a mis compañeras de prácticas.
Tuve la ocasión una de estas semanas de coincidir con un ex-enfermero asociado que venía de acompañante y que había sido tutor de mi enfermera en ese momento. Ambos comenzaron a discutir sobre la situación de la facultad de enfermería en estos últimos años, de la educación que se nos ofrece y del poco interés que muestran por enseñarnos. Su conclusión final fue "que les dábamos pena". Según pude escuchar mientras colocaba el suero de la paciente, hablaban de lo mal que nos enseñan, de lo poco motivados que estamos los estudiantes y de los desastres que hacemos por el simple hecho de que nadie nos diga que está mal. Dirigían sus réplicas especialmente a los de cuarto de enfermería, que a esas alturas y ya casi con un pie en el camino profesional, realizaban auténticas barbaridades: "¿Quién le ha enseñado a esta gente?", y es que no culpaban a los estudiantes, si no a la propia educación. En un momento me llegaron a preguntar qué opinaba yo, y no dije nada por el simple hecho de que yo, por el momento, estaba muy contenta con la enseñanza y el interés que cada uno de los enfermeros asignados mostró por enseñarme y que aprendiese a hacer las cosas bien.
Tuve la ocasión una de estas semanas de coincidir con un ex-enfermero asociado que venía de acompañante y que había sido tutor de mi enfermera en ese momento. Ambos comenzaron a discutir sobre la situación de la facultad de enfermería en estos últimos años, de la educación que se nos ofrece y del poco interés que muestran por enseñarnos. Su conclusión final fue "que les dábamos pena". Según pude escuchar mientras colocaba el suero de la paciente, hablaban de lo mal que nos enseñan, de lo poco motivados que estamos los estudiantes y de los desastres que hacemos por el simple hecho de que nadie nos diga que está mal. Dirigían sus réplicas especialmente a los de cuarto de enfermería, que a esas alturas y ya casi con un pie en el camino profesional, realizaban auténticas barbaridades: "¿Quién le ha enseñado a esta gente?", y es que no culpaban a los estudiantes, si no a la propia educación. En un momento me llegaron a preguntar qué opinaba yo, y no dije nada por el simple hecho de que yo, por el momento, estaba muy contenta con la enseñanza y el interés que cada uno de los enfermeros asignados mostró por enseñarme y que aprendiese a hacer las cosas bien.
Luego, discutiendo con mi compañeras, me contaron las situaciones de estas enfermeras de las que hablo, enfermeras que te dicen: "Tuviste que estudiar medicina, aquí vas a acabar harta", "¿Aún no sabes hacer esto?", "¿No sabes lo que es lo otro?", "Los de prácticas sois unos inútiles, no sé qué aprendéis."
Aprendo lo que usted me enseña, señora. Si decide no enseñarme yo seré una "inútil" el resto de mi vida, y recuerde que yo cuidaré de usted dentro de unos años.
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