Hoy, por primera vez he visto un sondaje rectal. Ni siquiera en la facultad, con los maniquíes habíamos practicado un sondaje de este tipo.
El paciente en cuestión es un señor con hemorroides, lo que hizo la experiencia, ya poco agradable de por si, bastante desagradable para él. Este señor se había arrancado ya dos veces la sonda, aún estado atado, por lo que tuvieron que atarle las manos más separadas del cuerpo.
Me parece increíble como las personas mayores se desorientan en el hospital, hasta el punto de hacerse daño a si mismos.
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