Esta semana uno de los ingresos para mis habitaciones es el de una señora con cáncer de mama pero cuyo problema principal es que tiene una depresión de caballo. La mujer no hace más que llorar y gritar, quejarse por todo y decir "que me leve Dios". En mi opinión la familia tampoco es demasiado equilibrada, psicológicamente hablando. El marido dice "deixádea, xa se calmará" el hijo quiere ver al médico continuamente y la hija llama por teléfono cada cinco minutos para recordarnos que los desvaríos de su madre son causa de la morfina, que ella antes no era así, cabe destacar que la hija es publicista, pero vio demasiados capítulos de 'Hospital Central' y ahora se cree médico o algo.
La señora se levantó de cama y con su típico grito "que me leve Dios" se disponía a marcharse del hospital. "¿Onde tes o coche?" le decía al marido "veña vamos, que teño que facer a cena, seguro que ti non a fixeches,, non a fas nunca". El hombre, obviamente le cortaba el paso para salir de la habitación pero ella no estaba dispuesta a quedarse "quítateme de diante ou levas una patada" "vouche dar e despos non me chores". Yo tuve que salir de la habitación porque no podía aguantar la risa. A los acompañantes de la señora de al lado les pasaba lo mismo y salieron conmigo. Todo el pasillo estaba pendiente de esta mujer, porque claro, no sabe hablar sin chillar. Digamos que fue un día de lo más entretenido.
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