Lo interesante siempre pasa
cuando estamos de descanso. Es matemático. Podemos llevar 4 horas en planta
aburriéndonos como ostras, que cuando suenan las ansiadas palabras: “Niñas
podéis hacer el descanso” y recoges tu
mochilita con móvil y merienda, comenzarán los ajetreos y problemas en planta.
Además, como está siendo un día suuuper aburrido, alargarás el descanso todo lo
posible. Sucede eso de que una vez que bajas (y por fin, que ya empieza a
anochecer) la enfermera te dice: “Qué pena que no estuvieses, tuvimos que
canalizar una vía.”, “Vaya, si hubieses venido 5 minutos antes habrías puesto
la sonda nasogástrica de la habitación x+2”, “Se acaban de llevar a uno de tus
pacientes a UCI, ha empezado con convulsiones y tuvimos que intervenir muy
rápido”. No pasa nada… piensas, otra vez será. Pero no, nunca vuelve a ser.
Después están esos días que te los pasas
enteritos en planta porque hay muchas cosas que hacer (repartir medicación,
cambiar sueros, poner transfusiones, hacer ingresos o, como no, tomar tensiones
de toda la planta) pero realmente no pasa nada interesante. Suena egoísta decir
“quiero que pase algo en planta”, porque todo lo que pueda suceder es malo,
pero tenemos ansias de aprender y ver cosas nuevas, no hay por qué sentirse
culpable...
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