Cosas que no sabía de mi misma
Si algo me asustaba de estas prácticas, era el trato con el paciente. Si algo me caracteriza, es mi falta de paciencia, por lo que me daba miedo ser demasiado directa o perder la poca paciencia que tengo con los pacientes.Por supuesto, me he mordido mil veces la lengua y he puesto la mejor que me ha salido a algunos pacientes o acompañantes que no entienden por qué no puede ingerir alimentos tras una operación y tratan de sobornarte para que les traigas un bocata.
Pero lo que más pavor me producía eran los señores mayores. Los ancianos en es hospital se desorientan, se comportan de forma extraña y se comportan como niños pequeños. Niños a los que no puedes regañar o castigar porque rondan los 80. Muchos se vuelven caprichosos y en cuanto aparecen los acompañantes están enfermísimos, aún cuando hace cinco minutos que estaban perfectamente.
Sin embargo, y para mi sorpresa, me encantan los " abuelitos" de esta plantan. Te tratan con un cariño como si fueses su nieta y te agradecen todo lo que haces por ellos, aunque solo sea un simple " voulle mirar a tensión"
Mi sorpresa fue todavía mayor cuando llegué el viernes y una de mis abuelas preferidas me dijo " fai moito que non ves" cuando el día anterior ya me había visto y noté como me entraban las ganas de llorar de lo que me emocioné. ¿ Acabaré aficionándome a estar con señores mayores?
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