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miércoles, 2 de noviembre de 2016

Un no parar

Llego a casa tras un largo e intenso miércoles de prácticas. Nunca pensé que en 7 horas se pudiesen hacer tantas cosas, lo de hoy fue demasiado. 

A las 15:00 estábamos allí, rápidamente ya nos mandaron sacar la medicación de la tarde porque iba a ser un día movidito. La repartimos a la vez que tomamos las constantes y, a partir de aquí ya no tuvimos tiempo ni para beber agua. 

A partir de las 16:00 comenzaron a llegar los ingresos. El primero una señora que ya había estado más veces en la planta, ella y su hijo, al que ni enfermeras, ni auxiliares soportan "xa están aquí outra vez" bromeaban entre ellas. Después, como ya no teníamos suficiente trabajo con los planes de cuidados y demás, tuvimos que hacerle una analítica a un señor al que operan mañana a primera hora; bueno, digo 'tuvimos' pero más bien tuve que hacérsela yo mientras mi enfermera llamaba para que nos mandasen los datos de la nueva paciente. Y allá fui, sola por primera vez a pinchar una vena y objetivo cumplido a la primera, un tubo rojo y otro azul, llenitos. Después etiqueté las muestras y las mandé al laboratorio. 
Realicé el primer plan de cuidados, pasito a pasito, registré las escalas del dolor y también la vía que ya traía puesta la señora de urgencias.

A las 17:30 llegó la farmacia por lo que tuve que sacar la medicación de la cena y también repartir la poca que hay para las 18:00. 

Cuando me senté para comenzar a cubrir la ficha del segundo ingreso que ya estaba subiendo, la mujer de uno de los pacientes pidió un calmante para su marido, así que tuve que ir a ponérselo. 5 minutos después a otro le faltaba el aire así también le tuvimos que poner un poco de morfina para que estuviese más tranquilo y así poder respirar mejor. 

A las 18:30, por fin, pude hacer el segundo ingreso al que hubo que canalizarle una vía porque venía de domicilio. Al ser un paciente oncológico es raro que nos dejen pinchar a nosotros porque con la quimioterapia sus venas están muy quemadas así que ya ni me atreví a preguntar. 
Al terminar con este, hice el tercer y último ingreso, con el que acabé a las 19:30, hora de repartir la medicación de la cena. 

A las 21:00 cuando ya parecía que todo estaba tranquilo, llamaron de admisión para un nuevo ingreso. Mi enfermera ya estaba que se subía por las paredes pero claro, no les puede decir que no. Así que allí estuvimos hasta las 22:45, aproximadamente, haciendo otro plan de cuidados más. 

Un día de locos, sin duda, yo creo que merecía hasta que me lo pagasen por todas las cosas que hice. 

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