Tras estos cuatro días sin pisar el hospital por el puente de Todos los Santos y ya casi recuperada de la inflamación de garganta que me tuvo encamada todos ellos, mañana será un nuevo día de prácticas.
Puedo decir que en estos días tuve tiempo de echar de menos la planta y a los pacientes, que tengo ganas de ver a cuánta gente le dieron el alta, cuántos ingresos hubo y que espero no tener que lamentar ninguna pérdida más.
Estos cuatro días fueron como unas minivacaciones y ahora vuelvo con las pilas cargadas, dispuesta a purgar pitufos, sacar medicaciones, poner calmantes y ayudar a la gente con más ganas.
Pensar que hace nada estábamos empezando, con los nervios del primer día, esos que te hacen incluso temblar las piernas, ya no sólo las manos. Los nervios de la primera heparina, la primera glucemia, la primera vez que vas sola a ver a un paciente o a un ingreso, los nervios de la primera canalización venosa o de la primera extracción sanguínea. Todo eso ya pasó. Tan sólo quedan 3 días de esta semana y otras dos semanas más, que pasan como nada, y ponemos fin a nuestras primeras prácticas. De momento no puedo estar más contenta de la planta en la que estoy, pero todavía me pueden pasar muchas cosas.
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