Mi enfermera de hoy era nueva en la planta. Viene para quedarse, no es de estas 'correturnos' que hoy están aquí y mañana pues a saber. No, ella se queda, pero claro empezar no es fácil. Al llegar ya me advirtió de que estaba un poco perdida, todas le ofrecieron ayuda pero me confesó que no le gustaba andar mareando a las demás porque a ella tampoco le gustaría que le anduviesen todo el día preguntando. Por lo tanto ¿a quién le tocó enseñarle dónde estaban las cosas básicas? Pues a una servidora, como no. Menos mal que la chica es muy simpática y agradable.
Ella llega de urgencias pediátricas y dice que lo que más raro se le hace es poder hablar con los pacientes de 'tu a tu', poder preguntarles qué tal sin la necesidad de que te conteste un padre o una madre angustiados.
Creo que me dio las gracias unas trescientas veces a lo largo del día "salváchesme a vida" me decía cada poco. Y yo, con lo poco que sé de esto todavía pues me sentí muy orgullosa de mi misma y me di cuenta de verdad de cuántas cosas había aprendido en estas 3 semanas, cosas que parecen chorradas, que ya haces por costumbre pero que para ella eran completamente nuevas. Nunca había estado en onco, ni siquiera de prácticas así que todo aquello suponía un nuevo mundo para ella, hasta algo tan rutinario como un plan de cuidados de un paciente al ingreso, porque claro, en cada planta tienes que poner una cosa.
No sé si me tocará más días con ella, sinceramente espero que sí, porque ahora ya sabe que sé hacer las cosas, que me puede dejar sola sin problema, así que supongo que me dejará más autonomía. Además es una chica relativamente joven, que me puede aportar mucho y muy agradable, tanto conmigo como con los pacientes.
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